La Tierra nos habla: "Somos el Mundo" y tenemos el compromiso de cuidarla

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En la década del 80 hubo una canción que nos unificó de una manera increíble e incluso resonó por todos los continentes hasta el día de hoy. Se trata de: "We Are The World" que significa: "Somos Amor, Somos el Mundo", fue  grabada por Michael Jackson junto a un  montón de estrellas de la música. Este tema, nació con un fin solidario y nos recuerda en su letra que todos somos amor, y que todos somos el mundo, es decir, somos una gran familia que habita en esta gran casa llamada Planeta Tierra.

Vale mencionar que esta grandísima casa está decorada por grandes e imponentes montañas, algunas incluso están nevadas en sus cumbres y en  sus laderas  seguro que están llenas de misterio.

También hay lindas sierras, estepas, campos, bosques y selvas verdes que nos recuerdan lo salvaje y lo puro, así como mares e inmensos océanos que muchas veces nos hacen sentir lo pequeños que somos. ¡Ah! Tampoco debemos olvidarnos de los animales y los microorganismos; todos, absolutamente todos, formamos parte de este gran tejido global.

Pero nuestra gran casa no es solo naturaleza, sino que también está habitada por nosotros o sea  los seres humanos, con nuestras historias, nuestras vidas, nuestros conflictos y nuestras civilizaciones. Además, convivimos en pueblos que guardan muchas  tradiciones antiguas o  en aldeas donde el tiempo parece detenerse, y en distintas  ciudades que nunca duermen, cada una con su propio pulso. Todos, absolutamente todos, somos una unidad en este planeta. Con nuestros defectos que a veces nos complican, y nuestras virtudes que nos impulsan a construir. Es decir, la naturaleza y la cultura se vuelven una; somos parte de ella, somos el mundo.

 Olavarría, forma parte de esta casa, y es un crisol de historias humanas, como por ejemplo: las de los primeros pobladores, las de los inmigrantes que llegaron con sus sueños y sus costumbres, y las de cada uno de nosotros, los que día a día construimos la ciudad. En nuestros barrios, en las plazas, en cada esquina conviven diferentes culturas. Nuestra ciudad tiene hermosas plazas, parques y paseos, como también un arroyo que la adorna y la serpentea.

La idea de que todos somos el mundo parece inmensa, y lo que más emociona es ver que cómo este tipo de mensaje sigue vivo y se transmite en cada rincón, incluso en espacios dedicados a formar a quienes educarán a las futuras generaciones.

Justamente, esta reflexión sobre la profunda conexión entre la humanidad y nuestro planeta fue el eje de una reciente jornada de educación que tuvo lugar  ayer jueves por la tarde  en el Centro Cultural San José.

Hay que recordar que esta jornada fue organizada por el IPER,  esta organización  está integrada  por un grupo de docentes e investigadores. Su lema es: "Pensar en la educación ambiental integral es acercarse a construir un conocimiento capaz de transformar el territorio en un ambiente más sano y viable para las infancias. Donde la belleza y el descubrimiento en la naturaleza interpelan diariamente la tarea de enseñar; aprender transforma". Esta Jornada  estuvo dirigida a estudiantes del Profesorado de Educación Inicial del Instituto Superior Nuestra Sra. del Rosario.

Hay que aclarar que esto  no se limitó a paneles teóricos, sino más bien fue  una verdadera inmersión que combinó la reflexión con la experiencia directa. Los talleres estuvieron conformados por distintos paneles teórico-prácticos donde se profundizó en la naturaleza, incluyendo el fascinante mundo de los animales.

Estas enriquecedoras charlas y talleres estuvieron a cargo de un equipo de especialistas de primer nivel: la Lic. Marcela Blaufuks, Sandra Alberdi, la DIP. Natalia Moro, el Prof. Héctor Altamira, Clara Ojeda y Ana María Díaz. Su conocimiento y experiencia fueron clave para guiar a los futuros educadores en esta exploración tan significativa.

Una de las partes más atractivas fue la exploración activa en el patio del Centro Cultural. Allí, los estudiantes del Profesorado de Educación Inicial de Rosario tuvieron la oportunidad de conectar de forma tangible con el entorno. En este espacio pudieron observar  con atención las plantas, las diversas piedras, las aves que revoloteaban y cada hoja que encontraban. En esta exploración detallada, los futuros educadores pudieron notar hasta el más mínimo detalle de todo lo que integra la naturaleza, llevando consigo no solo conocimiento, sino también una nueva forma de mirar y valorar nuestro mundo, porque en sí somos parte de ella. 

Uno de los paneles más interesantes de la jornada estuvo a cargo del Dr. Héctor Altamira, cuya alocución abordó la Ley Nacional de Educación Ambiental 27.621. Acá hay que  remarcar que esta ley, impulsa una educación ambiental transversal y permanente, trascendiendo las barreras de una materia específica para permear todos los contenidos curriculares y espacios de aprendizaje, tanto formales como no formales. En este marco, el Dr. Altamira enfatizó la importancia de considerar los diseños curriculares para su implementación efectiva.

Profundizando en su visión, el Dr. Altamira señaló una contradicción central en nuestra relación con el planeta: "vivimos en un planeta en el que nos sentimos dueños cuando en realidad debemos complementarnos". Esta idea se extiende a una crítica sobre la concepción competitiva que a menudo impera en nuestra sociedad. Él argumentó que, si bien se suele ver a los microorganismos y la naturaleza compitiendo entre sí, la realidad es que se complementan. Esta visión de la competencia, advirtió, "sirve mucho para el sistema actual"  pero distorsiona la verdadera dinámica de la vida en la Tierra.

Además, Altamira remarcó la necesidad de considerar la naturaleza como, por ejemplo: las montañas, los bosques, las praderas, los ríos y otros ambientes naturales,  como seres vivos, como sujetos con derechos. Esto implicaría establecer penas más significativas para quienes los dañen. No obstante, aclaró que esto  no se trata de caer en extremos, sino de "producir haciendo las cosas bien, cuidando el medio ambiente".

Finalmente, el Dr. Altamira destacó la enorme tarea de los maestros en las escuelas, a quienes llamó a "revolucionar" el enfoque. Su rol es crucial para que todos tomemos conciencia de que existe una nueva forma de habitar el planeta Tierra, y en ese cambio de paradigma, los docentes tienen una responsabilidad fundamental, cerró.

Por su parte, Ana María Díaz, quien fue una de las coordinadoras de esta jornada, explicó a "Diario Olavarría" que: "hay que concientizar a los estudiantes y a los ciudadanos del cuidado de nuestro planeta". Además, en línea con Altamira, remarcó que "hay que interpelar nuestras prácticas hacia un pensamiento emancipador para resguardar nuestras especies nativas, árboles y animales de nuestro planeta", concluyó  la especialista.

Reconocer que somos el mundo,  es el primer paso para proteger y celebrar esta extraordinaria coexistencia de vida, cultura y naturaleza. En Olavarría, como en cada rincón del planeta, el desafío es convertir esta profunda conciencia en acciones cotidianas que fortalezcan nuestro lazo vital con el entorno y entre nosotros mismos.

Allí, estudiantes del Profesorado de Educación Inicial de Rosario se sumergieron en la misma idea: que somos parte intrínseca de este hogar global. Pensar que estos futuros educadores llevarán este concepto a las aulas, sembrando en los más chicos la conciencia de que, como dice esa canción, todos:  "somos amor, todos somos el mundo".