Acto por el Día de la Bandera. Milei, del decreto de Seguridad al elogio a las Fuerzas Armadas: cómo se construye un Estado policial

 *Por Rosa D'aro Alesio 

En el acto por el Día de la Bandera celebrado en el Campo Argentino de Polo, el presidente Javier Milei, rodeado de uniformados en un acto de clara estética castrense, no eligió por casualidad las palabras "Comandante en Jefe" para autodefinirse. Tampoco fue inocente su llamado a mantener "inmaculada" la relación entre las Fuerzas Armadas y la ciudadanía. En su breve discurso, acusó a "la política" de convertir a las Fuerzas Armadas en "chivos expiatorios" y de abandonar su supuesto rol ante las "amenazas globales". 

Sin embargo, omitió deliberadamente un hecho histórico irrefutable: el poder que alguna vez detentaron los militares se desplomó tras haber ejecutado un genocidio. Centros clandestinos de detención y tortura, 30.000 desaparecidos, cientos de bebés arrancados de sus familias y un plan sistemático de represión y exterminio dirigido contra la clase trabajadora, estudiantes, intelectuales y militantes políticos marcaron ese período.

A esto se sumó una profunda crisis económica, que impulsó a amplios sectores de la sociedad a reclamar el fin de la dictadura. Las movilizaciones de trabajadores y estudiantes, con el apoyo de la clase media, expresaban este reclamo. No obstante, la derrota definitiva de la dictadura llegó cuando capitularon ante las tropas inglesas en la Guerra de Malvinas, luego de que el pueblo se movilizara masivamente en apoyo a esa causa antiimperialista.

Cabe recordar que, desde Alfonsín hasta la actualidad, los gobiernos constitucionales han intentado -con distintos matices- recomponer a las Fuerzas Armadas para que cumplan su función como brazo armado del Estado burgués.

Sin embargo, nunca lograron reconciliarlas con el pueblo, porque sigue vigente el reclamo contra la impunidad de los militares. Cada 24 de Marzo, en las plazas del país, se sigue exigiendo "Juicio y Castigo" a los responsables civiles, militares y eclesiásticos del genocidio; las Abuelas siguen buscando a los nietos apropiados. Porque se sigue reclamando que se abran los archivos de la dictadura para conocer qué pasó con los desaparecidos, y los responsables de cada centro de detención clandestino.

Las "nuevas amenazas": un relato para criminalizar la protesta

Milei, que está al frente de un gobierno que recorta derechos laborales y sociales -incluyendo ataques a los trabajadores del Hospital Garrahan-, se refirió este viernes a “las nuevas amenazas”. Para el pueblo trabajador y los sectores populares, no hay dudas: en la Argentina actual, las verdaderas amenazas provienen del propio gobierno de La Libertad Avanza, que busca instaurar un régimen neolibertador. Las “nuevas amenazas” mencionadas por el Presidente no son más que un intento de justificar el fortalecimiento del aparato represivo, con el objetivo de amedrentar a quienes se movilicen contra los planes del FMI y la embajada norteamericana, los fallos proscriptivos de la Corte oligárquica, el ajuste de Milei y el protocolo represivo de Bullrich.

El mito del "chivo expiatorio" y el presupuesto de la represión

Que Milei haya reemplazado su famoso "Viva la libertad, carajo" por un "Viva la Patria" marcial no es un detalle menor. Es la confirmación de que la libertad de la que siempre habla no se defiende con discursos libertarios, sino con uniformes y formación militar. Mientras decretó la reforma para amplificar las facultades represivas de la Policía Federal -bajo el pretexto de combatir "la inseguridad"-, prepara el terreno para criminalizar la protesta social.

"Protectores": un intento de reeditar la historia

La idea de que las Fuerzas Armadas son "protectoras" del pueblo es un relato peligroso. Los mismos que hoy entrenan para "nuevas amenazas" son los herederos de quienes secuestraron, torturaron y desaparecieron en nombre de la "lucha contra la subversión". La reforma policial en curso -con más armamento, menos controles y mayor impunidad-reproduce la lógica de los años 70: el enemigo ya no es el "comunista", sino el piquetero, el sindicalista, el que resiste.

Milei, que este viernes no habló de libertad, invocó a la Patria, una Patria que necesita preparar a las Fuerzas Armadas y de Seguridad para defender un plan económico que no cierra. Con el Decreto 383/2025, que reforma la Policía Federal, el gobierno de Javier Milei y Patricia Bullrich ha cruzado un umbral peligroso: bajo el eufemismo de "modernizar" a la Policía Federal, convierten al país en un Estado policial. Con una redacción “orwelliana”, la reforma formaliza el espionaje político, las detenciones arbitrarias y la persecución de opositores bajo la vaga excusa de "prevención del delito".

El manual del represor moderno incluye tres mecanismos claves: Espionaje "preventivo": vigilancia masiva sin orden judicial, violando la ya impune Ley de Inteligencia. Detenciones "por profilaxis": cualquier persona puede ser arrestada sin pruebas bajo sospechas inventadas. Armamento de guerra: equipamiento militar para "control de disturbios".

Bullrich lo llama "actualización", pero es el intento de imponer un régimen dictatorial. El propósito es consolidar un Estado al servicio de las élites económicas y los intereses imperialistas, donde la disidencia sea no solo marginada, sino criminalizada.

Las movilizaciones en apoyo a los estudiantes, las disidencias, los jubilados, los trabajadores del Garrahan, y contra la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner, muestran que hay fuerza para tirar abajo el plan de Milei. Hay que imponerle a la CGT el llamado a un paro general para tirar abajo el fallo proscriptivo y el Decreto 383. Solo una gran movilización nacional, que una a trabajadores, estudiantes, movimientos sociales y a todos los sectores atacados, puede tirar abajo estos ataques.

La Izquierda Diario