El eco del fallo: Así se movilizó el peronismo tras la condena a CFK

La noticia golpeó  a una parte de la comunidad como un temblor localizado: la Corte Suprema de Argentina había confirmado la condena de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por "administración fraudulenta", junto con una inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos.

De esta forma  las repercusiones fueron inmediatas y más particularmente dentro de las filas peronistas.

El intendente Maximiliano Wesner, una figura destacada en el movimiento peronista, recurrió a X (antes Twitter) para expresar su "más enérgico rechazo" al fallo. Su declaración, cargada de denuncias al poder judicial, resonó con el sentimiento de que esto no era una cuestión de justicia, sino una maniobra política calculada. "Esta causa vulnera principios y garantías procesales básicos, dejando al Estado de derecho en total fragilidad", declaró Wesner, añadiendo un desafiante "No podrán proscribir el amor de un pueblo".

Horas después, el rechazo se transformó en una manifestación pública de solidaridad. La sede local del Partido Justicialista (PJ) se convirtió en el epicentro de una protesta contra ese fallo , así cientos de personas se congregaron con  banderas argentinas e imágenes de la expresidenta coreando consignas de apoyo, de acuerdo a lo que informaron distintos medios locales.

Federico Aguilera, presidente del PJ local y respetado concejal, emergió como el único orador de la noche. Su voz, amplificada por un sistema de sonido improvisado, subrayó la gravedad del momento. "Lo que nos convoca una vez más es el reciente fallo de la injusticia", proclamó Aguilera, presentando el veredicto como otra "estafa" en la historia de persecución política de Argentina. De esta manera trazó paralelismos históricos, invocando el encarcelamiento de Juan Perón y las dictaduras militares en el marco de la condena de Kirchner como el último capítulo de una larga batalla contra los líderes populares.

El discurso de Aguilera fue una mezcla de reflexión histórica y condena contemporánea. Arremetió contra lo que denominó el "partido judicial", acusándolo de estar supeditado al "poder corporativo" y a los cronogramas electorales. La idea de que el fallo fue orquestado en "el escritorio de Magnetto" – una referencia directa a Héctor Magnetto, CEO de Grupo Clarín, fue recibida con asentimientos fervientes de la multitud. El mensaje era claro: se trataba de una proscripción política, un intento de silenciar a una líder que se atrevió a defender los intereses de la mayoría.

La reunión no fue solo para expresar disenso; también fue un llamado a la acción. Aguilera enfatizó la necesidad de "organización" e instó a los asistentes a transformar su "sentir" en "militancia". Afirmó el "estado de alerta y movilización" del movimiento peronista, a la espera de "las indicaciones de quienes nos conducen", una referencia apenas velada a la propia Kirchner. La multitud estalló en vítores cuando declaró: "Hoy no bajamos ninguna bandera". La protesta culminó con el canto ferviente de la marcha peronista, un abrazo simbólico a su identidad política frente a la adversidad percibida.

Entre las figuras destacadas presentes se encontraban Guillermo Santellán, titular del HCD, el excandidato a intendente Hernán Parra, e incluso el exintendente José María Eseverri, lo que indica un amplio frente de unidad peronista. La presencia de representantes sindicales, militantes y ciudadanos comunes de diversas extracciones sociales subrayó el impacto generalizado del veredicto.

Los eventos, reflejan una narrativa nacional más amplia. Las batallas legales en torno a Cristina Fernández de Kirchner han trascendido durante mucho tiempo los tribunales, incrustándose profundamente en el panorama político argentino. Para sus partidarios, el veredicto no es un juicio de culpabilidad, sino un testimonio de un sistema manipulado contra los movimientos populares. Para otros, representa el triunfo de la justicia contra la corrupción.

Información elaborada a partir de los reportes de Verte TV, Central de Noticias e Infoeme.